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Por estos días, vivo en la gran ciudad de San Francisco. Obtuve un trabajo que amo, y uno con el cual soñé con tener durante mucho tiempo. Parece
fácil ahora, pero no siempre fue así.
Cómo empezó todo
Nací en San Pedro Sula, un pequeño pueblo en la esquina noroeste de
Honduras. Comencé a programar cuando tenía 12 años. Todo empezó con BASIC. Un
día, estaba jugando un vídeo juego y se colgó. Cuando ví la pantalla llena de
códigos de error y mensajes, me picó la curiosidad—entonces comencé a aprender
algunos comandos BASIC, que eventualmente me llevaron a comprar libros de
programación sobre Clipper, Turbo Pascal, C, C++, etc. Fue genial. Tenía todo
el tiempo del mundo para gastar programando cualquier cosa que quisiera: sin
limites de tiempo (aparte de la escuela, que no era tan demandante como un
trabajo de tiempo completo) o responsabilidades de adulto.
Muchos años más tarde, a la edad de 15 años, mi padre estaba teniendo
problemas con una aplicación defectuosa de contabilidad. Le dije que podía
crear una versión mejor—sin realmente entender en dónde me estaba metiendo
(nunca había abierto una base de datos SQL). Entonces compré algunos libros más
y me puse a trabajar. (Nota: Esto sucedía en la época en donde Internet no era
algo predominante como lo es hoy: estaba viviendo en un país del tercer mundo,
e Internet llegó a finales de 1997, 5 años después de haber comenzado a
programar).
Sueños y ambiciones
Recuerdo que me dije a mí mismo: “Quiero ser un ingeniero informático”. Por
supuesto, no tenía idea exactamente qué es lo que eso abarcaba, pero sabía que
me gustaban las computadoras (estoy hablando de esos viejos y cuadrados
monitores de fósforo verde, PCs lentas con DOS—horribles, por supuesto, ahora
que tenemos de esos brillantes nuevos sistemas operativos).
Entonces, siendo un
ingenuo de veinte y tantos, decidí que quería emigrar hacia los EEUU—pero por
supuesto, eso es un camino largo e inestable.
Recuerdo muy claramente que en mi segundo o tercer viaje a los EEUU
(solíamos ir de vacaciones), decidí que quería vivir ahí. Todo era tan
avanzado! Por supuesto que hoy, con la globalización e Internet, las
diferencias no son tan vastas, pero brechas en el crecimiento y en el progreso
pueden seguir viéndose en el desarrollo de infraestructura, inestabilidad
política, el índice de delincuencia, etc.
Entonces, siendo un ingenuo de veinte y tantos, decidí que quería emigrar
hacia los EEUU—pero por supuesto, eso es un camino largo e inestable.
Por esos tiempos, mi padre tenía una empresa de contabilidad, y habían empezado a tener problemas con su aplicación contable. El desarrollador era obstinado y sin deseos de ayudar, entonces mi padre empezó a buscar alternativas. El quería que me ponga al día como programador, fue a la universidad local—el único lugar donde vendían libros avanzados de programación—y se abarrotó de recursos. Fue un mundo nuevo para mí: tenía una de esas nuevas (en esa época) PCs de monitor de fósforo verde con un procesador de 5 MHz, 256kb de memoria RAM y un disco rígido de 10mb de capacidad. Usaba de esos viejos discos mecánicos, por lo que podías oír todo lo que estaba procesando. El teclado era también mecánico y el sonido al teclear era placentero. 10 años más tarde todavía seguía trabajando en la misma aplicación contable; ahora, sin embargo, lo vendía a clientes, con una interfaz en Windows, una base de datos SQL y conectividad vía Internet.
Yendo a la quiebra
Por esos tiempos, decidí dejar la universidad y empezar mi propia compañía.
Había estado trabajando con mi padre, de alguna manera: dividíamos las ganancias
de la aplicación contable (a pesar de que era mi idea y ejecución, el invirtió
mucho tiempo enseñándome contabilidad). Así que tomamos caminos separados: él
seguía vendiendo la versión actual de la aplicación y yo me embarqué a crear
una nueva. Pero como descubriría pronto, el negocio de desarrollo de software
en Honduras no es ningún paseo en el parque: los clientes no quieren pagar por
tus servicios, y ellos ven siempre el desarrollo de software como una tarea
relativamente fácil dado que no requiere trabajar con un producto tangible; a
menudo, no perciben el valor en el software al no crear ganancias inmediatas,
haciéndolo más difícil de vender.
Del lado del negocio, había contratado a algunos de los mejores estudiantes
de la carrera (a quienes encontré cuando volví a la universidad). Pero con el
tiempo, comencé a usar demasiados títulos: CEO, contador, Representante de
RRHH, Servicio y Soporte al cliente, Jefe de proyecto, y (mi favorito)
Desarrollador. Yo sólo quería programar, pero se volvió demasiado difícil
mientras mantenía todos esos roles. Eventualmente, nos encontramos con
problemas, como que nuestros clientes no estaban pagando a tiempo y luchábamos
para encontrar nuevos proyectos: cuando tienes a los mejores talentos
alrededor, estos quieren ser bien pagados, y estábamos pagando bien; pero los
clientes no estaban respondiendo como esperábamos. Además, el vivir en un país
del tercer mundo había desalentado cualquier tipo de interés de inversión.
Tendría que haber ido con un modelo de negocio distinto, pero estaba demasiado
ocupado haciendo malabares con todos mis títulos. Al final, la compañía quebró,
y a mi me quedó una tonelada de deudas, empleados enojados y un gusto amargo en
la boca. Tenía que empezar de nuevo desde el
principio.
150mil descargas de
aplicaciones pagas después, demostré que tenía razón.
Lo que más importa es
cómo nos levantamos de vuelta cuando enfrentamos la derrota, y cómo aprendemos
de nuestros errores. Empezar de nuevo y re-pensar todo es desalentador, pero
eso es lo que tenía que hacer. Mi esposa me ayudó durante esos momentos difíciles
y me empujó a hacer cosas que no pensé que podría ser capaz. Así que empecé a
trabajar en mi aplicación contable de nuevo, pero sin ningún dinero para
marketing era muy difícil de promover. Los ingresos eran escasos, y necesitaba
mantener a mi familia. Tuve que cambiar de marcha. Alrededor de la misma época, Apple
introdujo el SDK de iPhone. Sonaba como una plataforma arriesgada para mí; además, era nuevo con el
Mac en sí. (mi transición al Mac empezó con el iPhone y un Hackintosh, que me dejó probar el sabor de OS X sin
desembolsar dinero en una máquina costosa). Algunos de mis amigos se reían y me
ignoraban por completo cuando decía que iba a desarrollar para el iPhone; pero
realmente creía que había dinero de por medio en la App Store. 150mil
descargas de aplicaciones pagas después, demostré que tenía razón; aunque, por supuesto,
esos números solos no cuentan la historia completa:la
economía de la App Store es compleja, realmente necesitas invertir en tu producto y encontrar
clientes para crear valor a largo plazo. Y para eso, necesitas un equipo. Así
que aunque le estuviera yendo bien a mi aplicación, no era sostenible (desde el
punto de vista del negocio) para seguir desarrollándola por mi cuenta. A pesar
de todo, había demostrado lo que podía hacer—entonces, un día, me levanté y me
dije a mi mismo que finalmente emigraría a los EEUU.
Como pude descubrir,
emigrar a los EEUU no era una tarea fácil. Probablemente la ruta más simple era
conseguir una Green Card por medio de un miembro de la familia, pero mi opción
más cercana era mi hermano, que había nacido en los EEUU; sin embargo, el vivía
con nosotros en Honduras y no podía pedir por nadie ya que no estaba trabajando
en ese momento. Y aunque pudiera, el proceso podría llegar a tomar 15 años
(Nota:los
hermanos tienen menor preferencia en lo que respecta a miembros familiares para el
patrocinio de la Green Card). Mi solución era crear una compañía
estadounidense.
Conseguí que un amigo invirtiera y empezamos a crear juegos
para iPhone y iPad. En los papeles, todo parecía genial; pero, por supuesto, la
economía de la App Store nos demostró lo contrario. Pronto, estábamos
necesitando más dinero; mi amigo no había anticipado eso. Al final, publicamos
una aplicación (había otra en desarrollo, pero nunca fue finalizada debido a
problemas de financiación). De vuelta, las cosas parecían poco prometedoras.
Decidí perseguir lo que creí que era mi último recurso: trabajar para una
compañía de EEUU.
Consiguiendo un empleo
Es duro ser contratado por una compañía de EEUU desde el extranjero. Me
postulé para varias posiciones, pero el primer problema era que requerían
relocación: ellos tendrían que solicitar y patrocinar una visa de trabajo. El
proceso era caro en términos de tiempo (hasta un año, si no hay visa disponible
en ese momento) y dinero (por ej., honorarios de abogados). Así que, en vez de
eso, comencé buscando trabajo por medio de un sitio de trabajo
independiente online. En teoría, es
un buen servicio. Pero, al principio, debes empezar por construir confianza—lo
cual es duro. Hay también hordas de desarrolladores que cobran menos que el
promedio sólo para llamar la atención; por esto, es difícil ser bien pagado.
Terminé haciendo un sólo proyecto por medio del sitio, que valía 8 horas de
trabajo.
Más tarde, fui contactado por Toptal con lo que parecía una muy buena oportunidad: ellos
contratan grandes programadores y los conectan con los clientes. Además, puedo
trabajar desde casa, y para una empresa de EEUU. Aparecí en sus radares por
medio de mi trabajo en la App Store, pero todavía tenía que pasar un estricto
proceso de selección, haciendo de todo, desde comprensión de textos hasta
trivia de programación, desde algoritmos de optimización hasta sesiones de
programación cronometradas. Lo más memorable fue la entrevista final, que
incluía discutir uno de mis proyectos y guiando a un ingeniero de Toptal por
algunas partes de mi código para demostrar que era realmente mío.
Luego
de que Toptal me aceptara dentro de su red de desarrolladores, fui puesto en
una lista de espera. Una vez que el cliente muestra interés en un desarrollador
en particular, este entrevistará a ese candidato (cómo en una entrevista de
trabajo normal) para asegurarse que es el adecuado. Antes de mi primer
entrevista, estaba bastante nervioso.
Comenzó con el cliente explicando lo que
se esperaba de mí, así como también el proyecto en general, y haciendo
preguntas todo el tiempo para comprobar sí había entendido todo.
Mientras la
entrevista avanzaba, las cosas no estaban yendo como esperaba, y las preguntas
se fueron volviendo cada vez más específicas y técnicas. Terminaron contratando
a alguien más. En retrospectiva, fue bueno que no me hayan querido: una semana
después, fui entrevistado por quien, eventualmente, terminó siendo mi empleador
a tiempo completo.
Me preparé mejor para la siguiente entrevista, la cual fue tan bien como
podría haber esperado: hablamos más sobre mi experiencia cómo desarrollador, y
la compañía se familiarizó con mi enfoque para solucionar problemas. Tres días
después, había firmado contrato y comencé a trabajar para este nuevo cliente
via Toptal.
Trabajé para Life360 via Toptal al menos 9 meses. Su producto estrella es
una aplicación móvil de localización de familiares, pero inicialmente estuve
trabajando sólo en algunos proyectos paralelos: la primera, una
aplicación de alertas de terremotos; y la segunda, un escáner
policial. Por algunos meses, mi
flujo de trabajo consistía principalmente en: recibir requerimientos de alto
nivel de Life360, devolviendo bocetos y preguntas, e integrando sus respuestas
dentro de esas aplicaciones, repetía este ciclo varias veces. Estaba en contacto
con un diseñador y algunos empleados de Life360 (la compañía tenía sólo cinco o
seis en esa época), pero tenía mucha autonomía. Era liberador trabajar desde
casa: no tenía que viajar a diario y había creado un ambiente de trabajo sin
distracciones.
Pronto me encontré más y más profundamente integrado con el equipo—había
demostrado mi valor, por decirlo de alguna manera, con estos dos proyectos
iniciales. Para Diciembre, me preguntaron si quería formar parte del equipo a
tiempo completo en San Francisco—Acepté con entusiasmo y ellos empezaron el
papeleo. Para Enero, estaba atendiendo reuniones diarias de Scrum
(virtualmente, ya que estaba todavía en Honduras), describiendo mi trabajo del
día anterior y mi lista de tareas para lo que seguía. Mi flujo de trabajo se
volvió más organizado, y me comprometí más con la empresa.
Reubicación
Era un sueño hecho
realidad: había hecho un gran trabajo para una compañía de EEUU, y estaba en
camino de reubicarme—pero todavía faltaban varios obstaculos a superar. En primer
lugar, nunca había completado mi carrera universitaria. Aunque no es
estrictamente necesario para trabajar en una empresa de tecnología en estos días, sí se
necesita el título de bachiller para calificar para una visa de tipo H-1B. Así que
tuve que terminar mi carrera; esto requería de un compromiso de seis meses a un
proyecto de mayor escala, el cual tenía justo el tiempo necesario para
completar.
Aunque no es
estrictamente necesario para trabajar en una empresa de tecnología en estos
días, sí se necesita el título de bachiller para calificar para una visa de
tipo H-1B
El abogado llenó el
papeleo el 1ero de Abril, el día en
el que el proceso de la visa tipo H-1B abre (al momento del envio, dejó la sección del diploma
cómo “pendiente”, dado que el tipo de visa H-1B es limitado y podía enviar la
documentación más tarde). Terminé mi proyecto a tiempo, atendí a mi ceremonia
de graduación y recibí un diploma.
Desde ese punto en
adelante, la compañía que te contrata tiene que ser muy abierta, por sobre
todo, y muy paciente. El proceso para la aplicación de la visa empieza en
Abril; si optas por la opción del
proceso premium,
obtienes tus resultados de la USCIS en dos semanas.
Luego de eso, todavía
tienes que pasar por un proceso de entrevistas, punto en el cual todavía te
pueden denegar la visa; pero si todo sale bien, puedes entrar a los Estados
Unidos después del 1ero de Octubre — seis meses después de la fecha de la
aplicación, y no antes. Esto significa que no puedes trabajar para esa compañía
hasta que realmente consigas la visa de tipo H-1B, lo cual puede ser un
problema: la compañía necesita resolver como continuar trabajando remotamente
mientras esperan que la visa se active.
En mi caso, la compañía decidió
contratarme como un desarrollador independiente, facturar mis horas como
servicios profesionales, y no rompió ninguna ley de inmigración y trabajo.
Volé a San Francisco el 1ero de Octubre de 2012. El objetivo que había
ansiado desde que puedo recordar fue finalmente completado.
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